Cómo usar la visualización para lograr sus objetivos de acondicionamiento físico

¿Están la mente y el cuerpo separados? Recuerda el viejo dicho: «el cuerpo no se irá, donde la mente no ha ido primero»?

Nuestra mente dirige casi todo lo que hacemos – la usamos para mover nuestros brazos y piernas, para hacer deporte, para tomar decisiones y resolver problemas, para planear con antelación, y para recordar nuestro pasado.

Pero también hace mucho más.

La visualización es lo que sucede cuando nos ponemos en lugares y situaciones usando sólo nuestra imaginación. Reaccionamos el mundo físico como una imagen mental.

Los estudios han demostrado que realizar mentalmente las acciones involucradas en diferentes deportes hizo que la gente jugara mejor. Al visualizarnos superando ciertos problemas u obstáculos, nos preparamos más para enfrentarnos a la realidad. Los cambios que ocurren en el cerebro cuando practicamos mentalmente una acción, cambian el cerebro de la misma manera en que realmente se realiza la acción.

Así que parece que este acto de visualización es lo más cercano a la realidad sin moverse.

Puedes pensar en tu camino hacia unos músculos más fuertes. Los estudios muestran que cuando las personas fueron inmovilizadas por un tiempo, aquellos que visualizaron usando sus miembros restringidos conservaron su fuerza en oposición a la pérdida que enfrentaron aquellos que no lo hicieron.

La clave de la cartilla está en la mente. Aquí es donde comienza el crecimiento del músculo. Pero lo que es más importante, puedes visualizarte a ti mismo atravesando los altibajos del entrenamiento y superando los contratiempos psicológicos.

Nuestra vívida imaginación hace más que proporcionarnos una forma de práctica de la técnica, nos mejoran físicamente y nos preparan.

Algunas de las personas más exitosas de todos los rasgos de la vida comúnmente usan la visualización como una forma de ensayar su evento o actividad deportiva antes de pasar por ella. A través de la visualización son capaces de anticiparse a las cosas que pueden salir mal o a las áreas que pueden ser difíciles y se ven a sí mismos atravesándolas. Los excelentes oradores practican mentalmente su discurso, los golfistas visualizan el swing perfecto, los jugadores de baloncesto el tiro perfecto, los lanzadores de béisbol el lanzamiento perfecto, etc. Si busca ejemplos específicos, hay muchos, incluyendo a Dale Carnegie, Michael Jordan, Frank Zane, Arnold Schwarzenegger, Tom Platz, y muchos otros. Sólo por «soñar despierto», estas personas han mejorado significativamente sus posibilidades de alcanzar metas y perfeccionarlas. Se vieron a sí mismos en sus mentes como mucho más grandes, mejores en la habilidad, llevando su rendimiento al siguiente nivel. Muchos culturistas han roto su «meseta mental» obligando a su mente a creer en lo que pueden lograr.

1. Manténgase positivo

La felicidad no es sólo el resultado del éxito personal, es un precursor. Si nos agobian las emociones negativas, es más probable que huyamos de las experiencias difíciles y los obstáculos, y nos volvemos más estrechos de miras.

La positividad mantiene las mentes abiertas, amplía nuestro sentido de la posibilidad, lo que nos permite construir nuevas habilidades que dan valor a nuestras vidas. También fortalece nuestra fuerza de voluntad y resolución, haciéndonos menos propensos a ceder cuando las cosas se ponen difíciles.

Cuando visualizamos con positividad nos ayuda a mantenernos motivados, más conscientes de la imagen completa en nuestras mentes, y mejor capaces de resolver cualquier problema que nos encontremos.

2. Usar tanto la primera como la tercera persona

Para mejorar tu habilidad y técnica, los efectos son mejores cuando el mundo en tu mente está lo más cerca posible de parecerse al evento real. Lo que significa que deberías ver con tus ojos, y no mirarte a ti mismo desde el exterior.

Imaginar tu éxito desde la perspectiva de un fantasma o un transeúnte es realmente ver a alguien más tener éxito. Pero, algunas investigaciones han demostrado que usar la perspectiva de una tercera persona es mejor para generar motivación. Cuando nos vemos desde el exterior, las imágenes suelen ser exageradas, de manera que se resalta su significado e impacto.

Usa la primera persona para mejorar tu habilidad, y la tercera para la motivación.

3. Enfoque

Un problema que a menudo tenemos con las imágenes mentales, es que pueden tomar una mente propia. El diablo está en las distracciones.

Nuestras mentes vagan a menudo, hasta el 47% de nuestras horas de vigilia según algunos informes. Normalmente no es un problema, no necesitas demasiada atención cuando te lavas los dientes, te duchas, comes o incluso conduces. Pero todos sabemos que puede suceder en momentos problemáticos: en un examen, en el trabajo, en medio de una conversación.

Mucha gente recurre a la meditación para ayudar a calmar una ráfaga de pensamientos – funciona, y mejora tu enfoque más allá del acto de meditar. No es necesario, sin embargo, cualquier intento repetido de dirigir tu enfoque lo mejorará, como cualquier otro músculo. Cuanto más practiques tratando de mantener tu visualización hasta el final, más fácil y efectivo será.

4. Ir en pleno

Repasa la situación completa, con todo el detalle que puedas. Empieza desde el momento en que entras en el gimnasio, hasta el momento en que haces las maletas y te vas.

También ayuda si no sólo usas lo visual, sino que también piensas en los olores, los sonidos, los sentimientos y las emociones. Hazlo una experiencia sensorial total. Así es como funciona la mente, los sentidos no están separados y cada acción no es un momento separado en el tiempo; están todos conectados, y aprendemos y recordamos más cuando la información es multisensorial y llena de detalles.

El poder de las imágenes mentales se extiende más allá de la mente y afecta a nuestro cuerpo. A través de imaginaciones positivas y constructivas podemos crecer más fuertes, curar más rápido, ser más hábiles, y todo sin mover un músculo.

Esto arroja luz sobre por qué es tan importante creer en los cambios que estás haciendo, y querer verdaderamente convertirte en un nuevo tú. Si no crees en ello, si no te decides, perderás una parte aparentemente esencial del proceso.

Cree en ti mismo, y recuerda que tu mejora no tiene por qué terminar en el gimnasio: visualiza tu crecimiento mientras conduces al trabajo, te lavas los dientes o te duermes. Cuanto más lo hagas parte de tu vida mental diaria, más eficientemente alcanzarás tus metas.

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